Con un grupo de cinco alumnos de 4º del CEIP “Andalucía”,
bastante capaces, estudiamos los
posibles contenidos del Tercer Ciclo. Uno de ellos, que ya ensayamos cuando
estos alumnos estaban en 3º, son la ecuaciones de primer grado. Este año, al
final del curso, hemos ido más allá y han empezado a hacer sistemas de
ecuaciones de primer grado con dos incógnitas.
¿No nos estamos pasando? ¿Para qué hacemos esto?
Creo que las ecuaciones y los sistemas de ecuaciones
son una herramienta insustituible para que los alumnos comprendan las
relaciones y conexiones entre números y las sepan expresar en lenguaje
matemático.
Veámoslo en el ejemplo de Alicia. El problema es sencillo. Se trata de averiguar el número
de chicos y el número de chicas que hay en una clase sabiendo cuántos hay en
total y qué diferencia se da entre ellos. Se les "oscurece" el dato anterior sumando números a ambos términos.
Las virtualidades que se desarrollan
en una situación como esta son numerosas.
1ª/ Tal vez la más importante: saber traducir el anterior
contenido conceptual al lenguaje matemático. Implica identificar y atribuir las
incógnitas, establecer las sentencias y saberlas traducir al lenguaje
matemático.
2ª/ Una vez hecho lo anterior, el alumno o alumna
estudia las dos ecuaciones para establecer cuál de ellas despeja en primer
lugar y en cuál le interesa hacer la sustitución. Ello exige al sujeto un
proceso de reflexión elevado y muy valioso.
3ª/ Finalmente, y esto tal vez sea lo menos
importante, aplica las técnicas que le permiten despejar en la segunda
ecuación, llegar a establecer la identidad de una incógnita y, a partir de la
misma, la de la otra. Finalmente, verifica que las soluciones son las correctas.
Nótese
el muy elevado dominio de la técnica que posee Alicia. A mí mismo me sorprendió
despejando la “x” en la segunda ecuación, y haciendo la sustitución en la
primera. Se debe estar atento para seguir sus pasos porque en un único paso hace todo lo siguiente:
1. Para dejar la "x" sola a un lado de la igualdad segunda, pasa el número 20 al segundo término.
2. Reajusta el segundo término, restando a 22 el número 20. Por eso le queda y+2.
3. No escribe esa igualdad porque la lleva en la cabeza.
4. En la primera ecuación sustituye la "x" por su valor. Así es como empieza Alicia. Todo lo anterior pasó por su mente a una velocidad muy apreciable.
Deduzco que con el álgebra estos niños nos van a volver tan locos como con el cálculo numérico.
¿Qué más? Sinceramente
creo que si tres niños de 4º del grupo elegido resuelven este tipo de
problemas, dos tercios del total de la clase, por lo menos, serán capaces de hacer
(y sobre todo, de crear y desarrollar las habilidades mentales necesarias)
ecuaciones y sistemas de ecuaciones antes de acabar 6º de Primaria. O, por
emplear la terminología del Documento Modular Articulado, este aprendizaje se
puede convertir en un contenido de suficiencia, ni siquiera de maestría, dentro de los contenidos matemáticos del Tercer Ciclo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario