En este pueblo pequeño los padres están aislados. No tienen cerca ningún centro ABN que puedan visitar. Se me ocurrió pedirle a una de las varias madres profesoras de matemáticas de instituto cuyos hijos trabajan el método ABN que le contaran su experiencia a los padres de este pueblo. Recurrí a la única de la cual tenía su dirección. La carta que ha enviado a uno de estos padres es maravillosa, y, afortunadamente, me ha permitido incluirla en el blog. No se la pierdan.
Muchas gracias, Irene.
"Hola Estrella.
Y así empezó el curso, sin apenas observar en los cuadernos de mi hija nada diferente a lo que se podía esperar en el trabajo de una niña de 1º. Sin embargo, según fueron pasando los meses, me sorprendí escuchando a mi hija plantearse operaciones de cálculo mental para nada propias de su edad, y que a mí misma no me resultaban inmediatas. Recuerdo ir conduciendo y la chiquilla reclamándome: "Mamá, 17+48, ¿cuánto es?". "Un momento, hija, que estoy atenta a la rotonda". Su curiosidad, su interés y el nivel de dificultad de las operaciones que planteaba y resolvía me empezaban a sorprender. Empezaron a aparecer en su cuaderno lo que ella llamaba "estructuras", y que no eran más que sus propias estructuras mentales. Al final de 1º recuerdo felicitar a su profesora por los progresos, pero aún le preguntaba escéptica: "¿pero sabrán sumar centenas?". "También", me decía.
Y, efectivamente, sumó y restó centenas, millares y millones, aprendió las tablas de multiplicar, multiplicó por dos, por tres, por cuatro cifras, con ceros detrás y en medio, dividió por dos, por tres, por diez... y luego por 15, por 43 y por 520. Pero sin duda, lo más alucinante fue que, a lo largo de ese proceso, el deseable para una niña de 4º Primaria (independientemente de la metodología de aprendizaje), se estaban produciendo una serie de avances que para nada eran los habituales: "mamá, un euro con 35 céntimos más 90 céntimos son dos euros con 25 céntimos" (los decimales son de 5º de Primaria), "mamá, si estoy en la séptima planta y bajo ocho plantas estoy en el menos uno" (las operaciones con números enteros, de 1º de ESO), o la siguiente conversación, que se desarrolló en casa el año pasado, mientras comíamos:
- Mamá, la raíz cuadrada de 666 se aproxima a 25.
- ¿Cómo lo sabes, Alicia?
- Porque 25*25 son 625.
- ¿Y 26*26 se pasa?
- Claro, 26*26 son: 20*20 que son 400, 6*6 que son 36, y 20*6 que son 120, pero como son dos veces, 240. Y 400 más 240 son 640, y más 36 son 676.
- Pero, ¿por qué 20*6 lo haces dos veces?
- Mamá, hay que hacer 20*6 y 6*20, así que lo sumo dos veces.
La chiquilla estaba aplicando el Binomio de Newton... ¡de 3º de ESO!, con una soltura y un nivel de comprensión que ya quisiera yo para mis alumnos y alumnas.
Y durante todo este proceso, hablaba con otras madres y padres que me confirmaban mis impresiones: nuestros niños y niñas comprenden lo que hacen, desarrollan sus propios procedimientos, utilizan la lógica y se plantean y resuelven sus propios interrogantes: "Papá, estamos a 17 de abril. Vamos a ver cuánto me falta para que me den las vacaciones". Competencia en razonamiento matemático, ni más ni menos, esto que nos trae de cabeza a quienes nos dedicamos a la docencia.
Y es que si mis argumentos como madre son extensos, más aún lo son como profesional. Argumentos que compartimos casi todos los profesores y profesoras de matemáticas de Secundaria, que nos quejamos a diario de que los estudiantes no piensan, no comprenden, no tienen un nivel mínimo de cálculo, no disfrutan de las matemáticas. Que preferimos que nuestros estudiantes de Secundaria dividan 480 entre 1'20 mentalmente, pensando y desarrollando sus estrategias y controlando sus resultados, a que hagan con lápiz y papel 3550293'62*0'52098, que no les va a servir para nada, que lo pueden hacer con calculadora, que seguro que se equivocan y que encima ni se darán cuenta de que está mal. Y digo "casi todos" porque habrá docentes pegados a la tradición (cada vez menos) que opinen que las cuentas de toda la vida hay que saber hacerlas, que es lo que se ha hecho siempre, que hacen falta. Pero a estas personas hay que recordarles que el currículo no es un terreno de opinión, sino de legislación, y que deberían leer el Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre, por el que se establecen las enseñanzas mínimas de Educación Primaria, para enterarse de que es preceptivo trabajar capacidades como la elaboración de estrategias, la valoración de los resultados, la comprensión de los procedimientos, la perseverancia, la confianza en las propias habilidades... De las cuentas tradicionales no dice nada.
Para terminar, una anécdota: hace unos días, un chaval de 3º de ESO me decía con bastante apuro que no sabía dividir entre dos cifras, algo así como 34500:15, lo que le impedía concluir un problema que estaba resolviendo. Y, trabajando con cantidades y no con cifras, a la manera ABN, le indiqué: "primero reparte 34000 entre 15", "doy 2000, he repartido 30000 y me sobran 4500", "pues ahora reparte 4500", "doy 300", "pues has dado 2300". El chaval me sonrió diciendo: "¿Así de fácil es? Pues ya podrían habérmelo dicho antes".
En vuestras manos está que vuestros hijos e hijas nunca tengan que decir: "¿Y por qué no me lo explicaron antes?"
He leído la carta y el inicio de esta entrada.
ResponderEliminarNo me imagino a los padres votando en el hospital para ver a que tratamiento pueden someter los médicos a su hijo en caso de enfermedad. ¡Todo el mundo quiere los últimos avances para curar a sus hijos!
Me parece que el cometido de los padres en la educación es otro, no el meterse a mangonear la práctica profesional del docente. Por otro lado, me imagino que los maestros muestran inseguiridad y la transmiten, tal vez esto de pie a que todo el mundo opine, y se permitan hasta decir lo que hay que hacer.
En fin, estar dudando todavía sobre los algoritmos ABN, es querer someter a los hijos a la educación del siglo XIX. ¡Es un pena! Son los padres los que deben demandar métodos del siglo XXI,y los algoritmos ABN lo son, está demotrada su eficacia y mejora para el cálculo mental.
Veo que todavía existen los "gigantes" que don Quijote no podía derribar. Con respecto al profesor de instituto que se dedica a DESPOTRICAR de algo que no entiende, como decimos en Canarias, "Guardame un cachorro". Y eso si debían de votar los padres, para que semejante MENTALIDAD ARCAICA, no les dé clase a sus hijos.
En fin, ¡Vivan los algoritmos ABN! ¡Mueran los algoritmos tradicionales de las operaciones aritméticas!
¡Muchas gracias, Tony! Al final votaron que no, salvo en 1º. Le hicieron caso al profesor de matemáticas de instituto.
ResponderEliminarPero esto sigue y cada vez coge más velocidad.
Un abrazo fuerte.
Un saludo. La duda que me surge es acerca del trabajo en la Secundaria, es decir, ¿las herramientas que vamos a facilitar a nuestros alumnos durante la Primaria, al trabajar con ABN, servirán en la ESO?
ResponderEliminarA la hora de trabajar , por ejemplo, con ecuaciones de primer o segundo grado, podrán resolverlas o encontrarán grandes dificultades?
Muchas gracias
Sobre el tema que plantea hemos tenido que pronunciarnos muchas veces. Yendo al grano, no sé qué problemas puede originar el ABN, es decir, qué problemas pueden originar el calcular mejor, dominar los conceptos y resolver problemas con mucha más efectividad. Me cuesta mucho trabajo admitir que las matemáticas de la ESO están concebidas e impartidas de manera tal que el conocer a fondo la materia resulte perjudicial, y poseer un conocimiento mecánico y puramente procedimental ayude. Respecto a las ecuaciones, busque en las etiqueta y verá que nuestros alumnos son capaces de resolverlas desde 3º.
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