Érase una vez un joven maestro que llego a una capital de provincia española, más bien de las pequeñas. Allí, en el colegio público donde fue destinado, se hizo cargo de un grupo de alumnos de 4º que, hasta ese momento, no sabían nada de ABN. Este maestro lo introdujo, y en un tiempo récord los chicos alcanzaron elevado nivel matemático, sin precedentes en tan pocos cursos. Esa promoción causo gran asombro por sus logros. Prácticamente llegaron a dominar buena parte de los contenidos de la matemática de los dos primeros cursos de la ESO. Ha formado y forma a centenares de docentes y sus clases han sido muy visitadas. Como muestra, un botón. Toda la clase de 6º (era el curso 2018-2019) resuelve los porcentajes siguiendo patrones. ¡Nada que no se vea todos los días en las clases que se ocupan en el cálculo de toda la vida!
EPÍLOGO. Hoy el maestro vuelve a esa capital, pero a otro colegio. Se planta allí como se plantan los árboles: para dar frutos, para dar sombra, para purificar el aire.
Una lástima de los alumnos/as y sus familias. Lo que antes era luz con el ABN, ahora son sombras con el CBC. La lógica del cambio no la encuentro.
ResponderEliminarPor fortuna, su docente seguirá sembrando para bien en los nuevos niños/as y volverá a brotar los conocimientos en su alumnado. Le deseo lo mejor que desde luego, se lo merece.