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sábado, 20 de octubre de 2018

Una pequeña operación para un salto de gigante.

Carlos G. Raboso publica en el grupo de Facebook esta foto con un comentario que no tiene desperdicio. Por eso precisamente lo traigo aquí. Léanlo y así entenderán el título de esta entrada.

Este año he iniciado ABN en otro cole, un 2º procedente de tradicional...Tras este mes y pico trabajando desde las primeras manipulaciones, ya se va viendo cómo han cambiado de cifrar sin sentido a comprender el número y la relación entre una situación problemática y las transformaciones que van realizando con esos números...ayer aproveché para ir “registrando en una tabla lo que íbamos haciendo”...así descubrieron la rejilla y, lo más importante, todas las preguntas que supieron resolver gracias a ella.
He querido compartir esta foto que me ha enviado una madre por la ilusión que me ha hecho...creo que ilustra muy bien la felicidad que supone en un niño el hecho de descubrir que las matemáticas cumplen con el lema del método: son sencillas, naturales y divertidas.
Este alumno, que vio ayer por primera vez una rejilla, enseñó a su madre cómo solucionar un problema con ella...además, le puso una cuenta tradicional. Finalmente, empezó a hacerle preguntas y... “¿ves?, mamá, esto no te dice nada. Con la rejilla podemos averiguar muchas cosas más”. Y lo mejor es que, mientras se lo explicaba, tachaba enérgicamente la cuenta de la vieja.


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