Recordamos la presentación de Mate+, en la que se sintetizan los objetivos del, según ellos, novedoso método, de la siguiente manera.
El planteamiento que hace MATE+ es calificado por ellas mismas como “un reto”. ¡Y tanto! Crear un método que valga a la vez para los que soplen y para los que sorben tiene indudable mérito. Esta afirmación, desde luego, sí que no está extraída ni inspirada en el ABN. Ahí́ siempre hemos sido muy claros: el entrenamiento o, si se quiere, las destrezas necesarias para desarrollar uno u otro método son muy diferentes, y no hay nada en común.
En mi último libro señalaba sobre esta cuestión: “El éxito del método ABN y los buenos resultados que los niños alcanzan con él se asienta en cinco principios: trabajar con números, tener de los mismos una visión dinámica, que los algoritmos se adapten a las características de los sujetos, que sean transparentes y se trabajen con referentes, y, por último, que admitan el relato, esto es, que por lo que nos cuenta el niño (y por lo que le preguntemos) sepamos si el alumno entiende o no lo que está haciendo. El cálculo tradicional no cumple con ninguno de los anteriores requisitos. No trabaja con números, sino con cifras descontextualizadas, el aprendizaje del cálculo y de los números es similar al de las capitales de las Comunidades Autónomas (de memoria), los algoritmos que resuelven las operaciones son únicos para cada una de ellas, con independencia de la capacidad que posean, sus “cuentas” son opacas y arreferenciadas, y finalmente el alumno no puede contar nada porque nada entiende. Por eso decimos que se trata de métodos incompatibles. Uno es un tratamiento deshabituador del tabaco, y el otro exige fumarse dos paquetes de cigarrillos al día. El método tradicional es un resumen de los algoritmos extendidos. Los algoritmos extendidos son a su vez un resumen del cálculo ABN. No, no tiene sentido la mezcla. Cuando vayan a acabar la escolaridad o antes si tienen soltura, se les puede enseñar el método tradicional. Pero consolidado uno, el ABN, que le permita entender los muchos pasos ocultos que enmascaran las cuentas tradicionales. Lo anterior no impide el planteamiento terapéutico o recuperador del método ABN respecto al tradicional. Si un niño no se entera de lo que hace con el cálculo tradicional, es normal que se intenten abordar sus dificultades desde otras perspectivas. Aquí́ hablamos de algo paliativo. El problema no es ese, sino pretender enseñar a la vez una cosa y su contraria. Aparte, es presumible que la persona que concibe que se pueden enseñar a la vez los dos métodos no se ha enterado de mucho.” (Martínez Montero y Sanchez Cortés (2019). Enriquecimiento de los aprendizajes matemáticos en Infantil y Primaria con el método ABN. Madrid: Pirámide. Pp. 181-182).
Insisto: nada impide que un alumno que domine el método ABN se inicie o aprenda las operaciones clásicas. Por supuesto, el conocimiento del cálculo que le aporta el ABN tiene la “calidad” suficiente para resolver los que se les propongan presenten estos un formato u otro. Pero desde el conocimiento de los números que ya han adquirido, no partiendo de cero y como si los chicos hubieran aterrizado en la Tierra hace un par de días.
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