Esto le cuentan sus alumnos a Lucía. Que cuente los corazones. No hay muchos porque se trata de una escuelita rural, con pocos niños y con aulas donde conviven cursos diferentes. Pero no falta ninguno, y todos desbordan cariño.
El regalo de María del Mar es más urbano. Al fin y al cabo, Algeciras es una gran ciudad. A guardarlo. En el corazón y, si todavía lo tenemos, en el cofre de nuestros tesoros.
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