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martes, 24 de junio de 2014

Se gradúa en Primaria el grupo de alumnos con el que empezó el ABN.

Todo pasa y todo llega. El grupo de niños y niñas del Colegio "Andalucía", de Cádiz, con el que empezó la aventura del ABN, ha terminado la Primaria y el próximo curso comenzará su andadura en el Instituto. Quise estar con ellos en el acto de graduación y dirigirles algunas palabras.
No tengo que decir lo importantes que han sido para mí y las muchas horas que hemos pasado juntos. Contemplo las fotos del grupo en 2º, 4º y 6º y me entra una cierta melancolía. Los niños crecen, cambian, desaparecen unos y aparecen otros con el transcurrir del tiempo. La historia de la humanidad. Para mí serán irrepetibles e inolvidables. En un pequeño homenaje quiero recordarlos con sus fotos:

En el curso 2009-2010. Al finalizar 2º de Primaria. Con su señorita Concha. 

En el curso 2011-2012. Ahora les acompaño yo. Terrminaban 4º de Primaria. 

En Junio de 2014, después de la última sesión de trabajo que tuve con ellos. 

Como despedida final, esto fue lo que les dije: 
            "Aunque no sea ni profesor, ni alumno, ni padre, he querido estar en vuestra graduación y, por supuesto, dirigiros unas palabras. No creo que este deseo mío sea algo raro porque tengo  tres grandes razones para no faltar a este acto.

            La primera es que me quiero despedir. Desde hace seis años nos vemos con mucha frecuencia, hemos trabajado mucho juntos y nos hemos hecho, por encima de todo, grandes amigos. Los amigos no se pueden separar sin despedirse, ni se pueden despedir de cualquier manera. Hay que solemnizar esa despedida, y mejor marco que este acto no lo hay.

            ¿Sabéis que a todos os conocía antes de conoceros? Sí, no es una contradicción. Veréis, cuando empezasteis en 1º con el cálculo ABN (entonces no tenía ni nombre), Concha se llevaba los cuadernos a corregir a casa. Allí los miraba yo con muchísimo interés, asombrado de la evolución y de ver cómo se trasladaba a la realidad lo que sólo se había pensado. Me aprendí vuestros nombres de tanto mirar los cuadernos. Y claro, la primera vez que vine a vuestra clase, a finales de 1º, tuve la bonita experiencia de ir poniéndole las caras a los nombres que ya me sabía. Para mí fue muy emocionante.

            Los viernes eran un día importante. Era la puerta del fin de semana y era la mañana en que venía a trabajar con vosotros. Así un año y otro. Os echaré mucho de menos el próximo curso. Seguiré viniendo al colegio todos los viernes que pueda, y tendré que estar muy atento para no irme, casi sin querer, a vuestra clase pensando que aún estáis allí. 

            La segunda razón es que os quiero dar las gracias. En primer lugar por lo bien que me habéis recibido y lo bien que me habéis tratado. Siempre comentaba que cuando mi autoestima se me fuera un poco abajo, vendría aquí a levantarla, al ver el entusiasmo que mostrabais al verme. En todo este tiempo no habéis tenido conmigo ni un mal gesto, ni una pequeña falta de respeto, ni un desaire, ni una broma de mal gusto, ni un gesto grosero, nada. ¿Cómo no os lo voy a agradecer? Y también os doy las gracias porque os habéis esforzado en mostraros conmigo en vuestra mejor versión, rindiendo al máximo, poniendo todo de vuestra parte.

            Mención especial merece lo que habéis hecho. Fuisteis los primeros en comenzar con el ABN. Hoy el método está muy extendido, por toda España y fuera de España. Más de cien mil chicos y chicas, como vosotros, lo practican, y miles de profesores. Se enseña en diez universidades españolas y en cuatro hispanoamericanas. Hay muchos trabajos de fin de grado y varias tesis doctorales en marcha. Han venido a vernos personajes muy ilustres. Que sepáis que erais una referencia, un modelo. Otros colegios han aprendido de lo que hacíais vosotros, y a su vez difundían lo aprendido, y así se ha ido construyendo  este enorme edificio en que se ha convertido el ABN. Para mí, desde luego, habéis sido trascendentes. Muchas gracias.

            La tercera razón es que os quiero dar un consejo. Uno sólo. Creo que fue al poeta alemán Schiller al que en una ocasión le preguntaron cuántos años tenía. Él dijo: “No sé los años que tengo. Ojalá lo supiera. Sé sólo los años que he gastado”. Pues eso: vosotros, siendo tan jóvenes, tenéis muchos años, pero no por detrás como yo, sino por delante. Tenéis el tiempo. Ese es vuestro gran capital, vuestro mayor tesoro. Estáis abiertos a todas las oportunidades. Todo lo bueno os puede suceder. Mi consejo es: aprovechad el tiempo, no lo malgastéis. Conforme vais creciendo, vuestro futuro va a depender cada vez más de vosotros mismos. Por eso estudiar, prepararse, es muy importante. Sois capaces de hacer mucho más de lo que creéis, pero si aprovecháis el tiempo. Seguro que ya soñáis en llegar muy lejos, en volar muy alto. Pero para volar así necesitáis unas alas fuertes y robustas, que sólo podéis fabricaros vosotros mismos y nadie más. Y esas alas son el estudio, el trabajo, el tener una idea o un objetivo y hacer todo lo que esté a vuestro alcance para conseguirlo. Tenéis el tiempo y os llegarán las oportunidades. Que ambas cosas os cojan preparados.

            Y termino. Todavía no soy viejo, pero casi. Cuando pasen algunos años y me cruce con alguno de vosotros o vosotras y no os salude, igual pensáis: “Jaime ya está muy mayor. Ya ni se acuerda de nosotros”. No. Siempre me acordaré de vosotros. Lo que podrá ocurrir es que no os reconozca, porque la imagen que siempre llevaré en mi cabeza y en mi corazón será la que se me ha ido grabando a lo largo de estos años, y la que ofrecéis ahora todos juntos.

            Con todo mi cariño, gracias y que os vaya muy bien".   

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