Antonio la resuelve con el formato ABN ordinario. Utiliza una escala que no pinta demasiado en la división por una cifra, pero que le da seguridad en su realización.
Miriam realiza la misma operación, pero redondeando. El redondeo se practica como algo aparte del algoritmo, que se ajusta después. En este caso, como hemos repetido tanto últimamente, es mucho más ventajoso dividir treinta y ocho entre cinco que su complementaria a cinco mil.
Y Lucía nos muestra, y es la primera vez que aparece escrito, la enorme flexibilidad del formato de la división. Integra el redondeo como un paso más. Incluso saca decimales. Se nos abre una nueva posibilidad de redondeo, tanto en el producto como en la división: incluir ese proceso de acortamiento en el algoritmo ordinario. Ya tendrá que ser para el curso que viene. Un ¡Muy bien! para los tres: Antonio, Miriam y Lucía.
Sólo me queda una duda entre el primer y el segundo ejemplo. ¿Por qué el resto es distinto?
ResponderEliminarPerdón ahora lo he visto...
ResponderEliminarBuenísimo.
ResponderEliminarHay que ver lo que pueden hacer los niños cuando se pone empeño e ilusión por parte de la maestra.
Ánimo para Eva y para mis niños: Lucía, Antonio y Miriam.