EN LA JUBILACIÓN DE APOLONIA PINTEÑO.
Apolonia
Pinteño no ha soportado las incertidumbres que ahora mismo se ciernen sobre la
edad de jubilación, y ha decidido marcharse. Nos deja un gran vacío, un enorme
vacío. Apolonia, Apo, fue la segunda maestra que empezó con el ABN, después de
que lo hiciera su amiga Concha Sánchez. Las dos culminaron el primer año ABN
(el 2008-2009) y empezaron a abrirnos la vereda por las que las demás han
circulado algún tiempo después.
Apolonia
fue una precursora-fundadora. Se tiró a la piscina cuando no sabíamos si iba a
tener agua. Comenzó a desbrozar la senda y a establecer modelos para que las
demás pudieran seguir. Entonces no había blog, ni fotos, ni vídeos ni nada.
Todo estaba en el aire. Sólo había hipótesis volanderas, ganas de trabajar y
visión inteligente para darse cuenta del potencial tan grande que tenía la
entonces apenas semilla ABN.
El
ABN se ha podido desarrollar gracias a maestras como Apolonia. Ella tenía un
gran prestigio profesional y mantenía una línea innovadora y de investigación.
Era esa maestra que todos los padres deseaban que les tocara a sus hijos. Por
eso, los padres se fiaron de ella, confiaron en lo que hacía cuando sus hijos
llegaban a casa con tan extrañas cuentas en sus cuadernos. Para el nuevo método
fue muy importante su pericia técnica, su habilidad docente. Pero también la
credibilidad y la confianza que se había ganado por años y años de trabajo. Fueron los
cimientos más importantes que se pusieron para que pudiera crecer el nuevo método.
Para
ella no han sido fáciles todos los cursos en que ha desarrollado el ABN. Con el
primero de ellos constituía una isla en su colegio. Nadie, ni en Infantil ni en
Primaria, quiso seguir su línea. Pese a los resultados espectaculares que
consiguieron sus alumnos al finalizar el ciclo se cuestionó la continuidad del
método, y pese a todos los esfuerzos que hicimos, que fueron muchos, esos
chicos y chicas tan brillantes volvieron a las llevadas, al cero al cociente y
demás barbaridades. Los resultados de la evaluación se recogieron en esta
presentación:
Ahí
empezamos a descubrir las dificultades de la innovación, lo complicado que es
abrir una nueva vía, el trabajo que cuesta apartarte del carril, la que se te
viene encima cuando pones el bien de los alumnos por encima de las convenciones
corporativas. Pero Apo no se arredró. No hemos conseguido grandes cosas, pero
gracias a su constancia en su colegio ya tenemos un grupo de ABN en Infantil y
cuatro grupos (dos primeros y dos terceros) en Primaria. Además, hay docentes
de su centro en grupos de trabajo ABN. A la vista de los resultados, y ante la
evidencia flagrante de la mejora de los rendimientos, no creemos que en su
colegio vaya a haber vuelta atrás.
Hoy
en día tenemos una enorme cantidad de materiales y propuesta de trabajo. Hay
cientos y cientos de vídeos, miles y miles de niños que han probado y han
demostrado la viabilidad de lo que hacemos, la consistencia de nuestras
hipótesis de trabajo. Pero igual que
todo largo viaje requiere comenzar con unos primeros pasos, los que dio
Apolonia fueron claves, geniales. Han sido muchos los docentes que se han
atrevido a comenzar cuando vieron sus vídeos y, sobre todo, las fotos de los
cuadernos de los niños. En su 2º del curso 2009-2010 se experimentaron nuevos
ejercicios de numeración, se rompieron las barreras del mil, comenzaron los
chicos a sumar y a restar decimales, a multiplicar y dividir por una cifra, a
tener un cálculo mental envidiable. De un niño de su clase nació también la
idea de las operaciones dobles (doble resta), que fue el germen de la
sumirresta. También se probaron los diversos formatos de la resta…, en fin, se
pusieron los soportes que permitieron a los demás continuar la construcción del
edificio.
He
visitado a Apolonia en su aula en muchas ocasiones. La calidad y la calidez de
sus relaciones con los alumnos siempre me han resultado un atractivo. Nunca le
he oído dar un grito, descomponerse. Si alborotaban los chicos, su un, dos,
tres era suficiente para que volviera la calma. El clima emocional que había en
su clase era como la buena tierra, regada y abonada, donde crecía el
aprendizaje. No sé, para los niños, si se puede pedir más: un aprendizaje de
mucha calidad en un ambiente de seguridad afectiva y cariño mutuo.
Voy
a acabar. Una persona que ha dedicado toda su vida y las mejores de sus
energías a la educación se marcha. Ha cumplido su ciclo. Va a vivir durante
mucho tiempo en el recuerdo de sus alumnos. Pero como ha hecho algo más que dar
el libro o reproducir los caminos trillados de los aprendizajes escolares, su
trabajo se proyecta en el futuro y es el soporte de lo que hoy hacen cientos y
cientos de docentes con miles y miles de alumnos. Es irse, pero quedándose; es
seguir estando por otras vías. Para mí fue una suerte que Apolonia se implicara
con el método. Para mí Apolonia ha sido muy importante, tanto desde el punto de
vista personal como profesional. Cuando Apolonia comparezca ante su conciencia
a dar cuenta de su ejecutoria laboral, lo va a hacer con la cabeza bien erguida
y acompañada de las sonrisas y las bendiciones de miles de niños.
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Apolonia en su penúltima clase. Está en 1º, y sus alumnos practican la sustracción en escalera ascendente. |
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Sus últimos alumnos. Todavía no sabían que se iba. |
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Esta es su penúltima promoción. Culminó 2º con ellos en el curso 2011-2012. Ahora están en 3º, y son los primeros de ese colegio que pueden seguir con ABN. |
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Son los alumnos de 5º. El segundo grupo que comenzó ABN en 1º, allá por el curso 2008-2009, después del correspondiente al CEIP "Andalucía", y que en 3º los devolvieron al cálculo tradicional. Para ella y para mí constituyeron un grupo muy especial. En buena medida, el ABN ha llegado hasta aquí gracias a lo que hicieron estos niños y estas niñas. |